Entrevistamos a Fredi Leis: “Este disco lo compuse a mitad de camino entre una herida abierta que buscaba curarse”

  • Echando la vista atrás, ¿qué hay del chico que cantaba en Libertad 8? ¿Qué recuerdos tienes de esa etapa?

Sigue estando todo del chico que cantaba en Libertad 8. Lo principal y más importante para mí sigue intacto, que es la pasión y la ilusión por hacer las cosas bien, por mimar todos los detalles y por buscar en todo momento dar pasos firmes y bien pensados que me permitan ser feliz haciendo canciones durante muchos años.

Los recuerdos son muy bonitos. Asocio Libertad 8 a mis primeras semanas y meses viviendo en Madrid, conociendo mucha gente nueva y empapándome de un movimiento musical y cultural súper interesante.

Por supuesto, muy agradecido a Julián por darme la oportunidad de subirme a ese escenario durante varias semanas cuando nadie sabía quién era ni qué música hacía.

  • Uno de tus primeros temas, “Estrellas fugaces”, dice que “detrás de cada historia hay una canción”. ¿Qué tienen las canciones que nos hace sentir el alma un poco más libre después de escribir o escuchar nuestra historia?

Yo creo que tiene mucho que ver con sentirnos comprendidos y entendidos cuando alguien escribe o canta lo que estamos sintiendo en un momento determinado de nuestra vida.

Conectar de verdad con una canción o con un o una artista se basa en, de repente, escuchar algo que de alguna manera está hablando de nosotros y por nosotros.

  • Te hemos podido ver colaborar junto a Cami, Dani Fernández o Álvaro de Luna. ¿Qué aportan todos ellos a tus canciones?

Lo más importante, su personalidad y su sello.

Lo que más me gusta de un o una artista es que sea única/a y exclusivo/a, y el hecho de que se hayan metido en una canción mía y la hayan llevado por su propio camino y dirección hace que las canciones cojan otra dimensión y crezcan en emoción y pureza.

Por supuesto, sobra decir, que tienen un talento gigante para poder hacer eso de una forma natural.

  • Hablando de colaboraciones, música y trabajo; hay alguien que forma parte de tu equipo desde el inicio y es un pilar fundamental de tu banda. Ella es Carmela. ¿Qué ha significado trabajar junto a ella todo este tiempo? ¿Cómo la definirías a nivel profesional?

Conocer a Carmela me cambió la vida en todos los sentidos. Ella lo sabe, pero creo que todavía no es consciente de cuánto significa para mí.

Es una persona clave, con ella he vivido las primeras veces encima de un escenario, en un estudio de grabación, en una gira, en los viajes…

Hemos aprendido juntos muchas cosas y el nivel de conexión sin hablarnos es de las cosas más bonitas que me han pasado con alguien.

A nivel profesional y personal es la mejor, un 10 siempre y en cualquier circunstancia. Sin duda mi mejor amiga.

  • Tu último disco “Temas privados” es el más íntimo y en alguna ocasión has mencionado que te has tomado tu tiempo para componerlo pues ha resultado una terapia para ti. Para quien esté en un momento delicado, ¿le dirías que es un disco que duele o que sana?

Las dos cosas. Algo que está sanando todavía sigue doliendo un poco durante un tiempo.

Este disco lo compuse así, a mitad de camino entre una herida abierta que buscaba curarse.

No hay en el disco canciones por encargo, fechas límites ni ritmos exigidos por la industria. Solo hay canciones que necesitaba contar y soltar, unas más tristes, otras puramente alegres y otras depende de la estrofa o estribillo en el que te pares.

Probablemente de lo que más orgulloso estoy de este disco es de cómo va a sobrevivir al tiempo y a mi forma de entender la música. Creo que lo escucharé dentro de 5 o 10 años y no sonará a una moda, sino a un chaval que estaba contando sus movidas de la forma más honesta posible.

  • Eres una persona que no duda en confesar que hay canciones que no puede cantar porque se quiebra. ¿Cómo haces para deshacer el nudo y poder continuar un concierto cuando los recuerdos te asaltan?

Me ha pasado a veces que alguna canción me ha llevado a otro planeta en mitad de un concierto y luego ha sido complicado volver. Desde entonces trato de colocar esas canciones concretas en lugares muy específicos del setlist y del concierto, y así tener ese margen a tomarme varios segundos y respiraciones antes de arrancar con la siguiente.

Y siempre lo más importante, el público es el que te lleva, te levanta y te regala toda su energía para que pasen cosas especiales en cada concierto.

La gente que está ahí contigo cantando, bailando o simplemente escuchando, tiene un poder enorme para desatar cualquier nudo inesperado.

  • En tu gira estamos viendo a un Fredi Leis muy íntimo e intenso pero tranquilo. ¿Qué sensaciones te gustaría que les quedara a las personas que salgan de un concierto tuyo?

La sensación de haber vivido algo diferentes o especial.

Lo más importante y lo que busco en cada concierto es que las personas que están allí creen un recuerdo de ese momento o esa hora y media de canciones.

Sin duda, una de las cosas más poderosas que podemos crear como seres humanos son los recuerdos, y creo que mi obligación es la de hacer canciones y tocarlas en directo de la forma más memorable posible en cada momento.

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